“Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos”
La Aventura de ser maestro
Nuestro contexto cultural, temporal, social y económico en el que vivimos los docentes y nos desempeñamos se adapta al quehacer educativo del entorno.
Aprendemos con el ensayo-error a ser interlocutores eficientes, a buscar estrategias disciplinarias y de adaptación de contenidos de acuerdo al nivel académico de nuestros alumnos, y lo mismo a encontrar nuestra identidad profesional.
Para la mayoría de los docentes que les gusta su profesión lo normal es vivir cada momento de la clase con pasión.
El inicio en la docencia siempre es el mismo: tenemos temor a lo desconocido, tememos a nuestros alumnos, a que nos cuestionen y a no saber contestar, a que nos pongan en ridículo y a que no nos respeten. Nadie nos enseño las técnicas elementales del interactuar alumno-profesor.
El Pensar y sentir
Al corregir los errores con el correr del tiempo se adquiere la libertad de ser tu mismo, de estar en clase con pasión, transformando la rutina en una aventura y un reto; se tiene libertad para decir lo que se piensa, para ensayar técnicas y formas de dar los contenidos, y es verdad, con la libertad llega a la alegría de sentirse útil.
Pensar y sentir, es "dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas”. La escuela es un sitio donde se aprende, se comparte tiempo, espacio, afecto y donde siempre hay alguien que te sorprende, que te emociona al decirte algo en secreto. Tenemos que divertirnos, buscar el saber, pues es donde la mente del profesor y del alumno se abren enriqueciendo sus sentidos y si se crea este momento mágico es una actividad de las más placenteras.
El objetivo es ser docente de humanidad, para ayudar a los estudiantes a comprenderse a si mismos y a entender el mundo que les rodea. Su tarea es recuperar las preguntas originales de los grandes forjadores del conocimiento, sus inquietudes, descubrir el valor de lo que vamos a aprender, recrear la curiosidad y hacer que nuestros alumnos vuelvan la mirada al mundo y que se los obligue a pensar.
Debemos preguntarnos cada día ante cada tema el sentido que tiene, qué les va a aportar, que espero conseguir y como engancharé lo que saben o han vivido, lo que les puede preocupar, y por último se debe tener el reto de divertirme explicándolo, lógicamente las repeticiones no ocurrirán.
Un docente de humanidad… que recupere y transmita el sentido de la sabiduría, de lo fundamental para que se entiendan a sí mismos y expliquen el mundo que los rodea.
Las dificultades
Identidad profesional
La situación de los docentes de los diversos niveles cambia, en cuanto a su identidad pues muchos no han mudado los hábitos de su mentalidad como alumnos al rol de enseñantes.
A un profesor de primaria se le ha idealizado el papel del docentes como lo que, un buen profesor “debe hacer” y lo que “no debe hacer”, lo que “debe evitar”; pero no se les explicó cómo poner esto en la práctica, el cómo actuar y enfocar los problemas positivamente para eludir dificultades.
El profesor nuevo tiene claro el modelo de profesor ideal pero no sabe como hacerlo realidad; este choque dura dos o tres años.
Es difícil reconocer para alguien que recién egresa de las aulas y de ser estudiante con un concepto de profesor ideal estructurado y encontrarse en una situación que no se apega para nada a las concepciones preestablecidas por el formato otorgado en las aulas. Le es difícil reconocer que no es ni remotamente ese ideal y que requiere de hacer ajustes que muchas veces le harán sentir mal, en cuanto a su manera de verse ante los demás y ante si mismo. La identidad profesional se alcanza por medio de estrategias prácticas en clase, que requieren de tiempo.
En los profesores de secundaria, formados en facultades universitarias con el formato de investigación, este llega al salón de clase a explicar; si esta ubicado en una clase de saber específico y se enfrenta a un grupo de jóvenes que no les importa lo que se les va a explicar, aquí el problema de identidad profesional es mas grave pues se siente angustiado e impotente ante el grupo.
El problema de Identidad de los profesores especialistas que imparten asignaturas en secundaria, es que deben encontrar su identidad al comprender que su verdadero trabajo, estriba en estar al servicio del aprendizaje, y darse cuenta desde el inicio que no saben organizar una clase, el ser humildes y reconocer que no logran tener un orden mínimo, ni pueden ganar la atención de los alumnos; por lo que solamente explican a dos o tres de sus alumnos; los demás del grupo se quedan sin haberse apropiado del saber impartido; el educativo se encuentra insatisfecho de este trabajo pues siente que la sociedad lo obliga a tener trato con los adolescentes, a los cuales no les interesa para nada lo que el explica.
La tarea del didáctico es encender el deseo de saber del alumno, es darse cuenta que no esta para lucimiento personal, sino como un instrumento de transmisión de cultura, de ciencia, de recopilación de certezas de la humanidad, de valores; como elemento de alerta ante los grandes fracasos colectivos. Debe saber que su rol es el de servicio hacia sus alumnos; reconocer la ignorancia y aceptar que tiene que hacer accesible el conocimiento al alumno, sin humillarlo porque no sabe: solo responder y explicar para recuperar lagunas pasadas y así lograr llegar al nuevo saber; buscar materiales que faciliten la comprensión de contenidos.
El profesor requiere ser experto comunicador pues la clase funciona como un sistema de información interactiva grupal: y debe transformarse en un especialista.
Además de dominar los contenidos al docente le corresponde saber manejar el lenguaje, los silencios, los tonos, usar el lenguaje corporal; estar al tanto de escuchar, preguntar y cuando alejarse. Esta se consigue solamente si empezamos a ser humildes y reconocemos que desconocemos el manejo del grupo pero que nos gusta permanecer y ayudarlos.
Al ser expertos logramos la empatía en clase con nuestros alumnos, sabemos en que lugar físico debemos estar de acuerdo a las situaciones, interpretamos señales que solo se consigue siendo críticos constantemente de nuestro trabajo docente.
Disciplina
Es otra fuente de ansiedad; hay dos extremos: uno, donde el docente llega con aires de matón de barrio hasta el de indefenso y desprotegido y entre estos dos se debe encontrar la forma, de que un grupo trabaje con orden productivo, organizando actividades.
El dominio del contenido no es suficiente, se deben delimitar funciones, responsabilidades, negociar y discutir el trabajo; todo razonando y dialogando con los alumnos que no son nuestros enemigos de los que hay que defenderse.
Ellos saben los límites cuando no les asiste la razón. Si no se engancha a los alumnos en el deseo de saber, es un fracaso pues el docente debe adecuar los contenidos al nivel de conocimientos de los alumnos para hacerlos asequibles al grupo.
Señalo que me apasiona la enseñanza y siento orgullo de ser docente que me apego a ser humano como un nutrido grupo de profesores de corazon, empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismo y a su entorno con seguridad de sus capacidades a su entorno social y laboral.
Saludos
Raque